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miércoles, 17 de abril de 2013

--- Clunia

Las primeras noticias sobre Clunia y los clunienses se conocen por su relación con Roma y solo a través de los ojos de Roma, es decir, según los autores romanos. A partir de ahí la arqueología ha podido ir ampliando y precisando el conocimiento histórico de Clunia y de su territorio.
Las primeros datos históricos de la Clunia celtibérica se remontan al año 75 a. C. Tito Livio cuenta que Pompeyo asedió Clunia, donde se hallaba refugiado Sertorio, pero tuvo que abandonar el sitio a causa de las frecuentes salidas de éste y, posiblemente, debido a las inclemencias de aquel invierno.
Los textos antiguos no ofrecen ninguna referencia sobre su ubicación, salvo su pertenencia al grupo arévaco (Ptolomeo) y su situación en el límite de la Celtiberia (Plinio) y su proximidad o relación con los vacceos, en las revueltas de estas ciudades (56-55 a.C.).
Tanto en Coruña del Conde como en sus localidades vecinas existían diversos asentamientos celtíberos, más concretamente arévacos (paraje de El Castro en Arauzo de Torre, Alto del Cuerno y Alto de Castro en Peñalba de Castro).
Existen dudas sobre en cuál de estos dos últimos emplazamientos se situaba la ciudad prerromana de Clunia que Livio cita como refugio de Sertorio ante el sitio de Pompeyo en el año 75 a. C. Pompeyo la ocupa en el 72 a. C.
Antes de que llegasen los romanos se cree que era un gran núcleo urbano comercial  de la época en el que concurrían toda clase de ciudadanos, como vacceos, arévacos, Cántabros, Autrígones, Berones, Caristos y Várdulos;  Turmódigos pelendores, berones y demás gentes o etnias dela celtiberia, fuera para intercambiar hospitums y pactos entre las diferentes tribus, fuera para el intercambio de ganados o quizá para hacer trueque o comerciar con productos agrícolas.
Los Arévacos eran un pueblo celtibero que ocupaba la zona este y sur de la Meseta Septentrional. Limitaban al norte con pelendones, berones y várdulos; al este con vascones y celtiberos; al sur con los carpetanos y al oeste con los vacceos. Su territorio estaba situado entre el sistema Ibérico y el valle del Duero, delimitado al norte y estepor la sierra de la Demanda.
Las tribus arévacas y las otras que habitaban estas tierras, mantuvieron sangrientas guerras con los invasores romanos, quedando amplias zonas casi despobladas y siendo forzados los supervivientes a concentrarse en ciudades sometidas a Roma, donde se intensificaron los valores y las formas culturales celtiberas.
Desde la segunda mitad del siglo IV a.C. se produjo un rápido proceso de renovación cultural que afecto a amplias zonas del interior peninsular y que conocemos con el nombre de “celtiberización”. Sobre las poblaciones celtas del interior se llevó a cabo un proceso de influencia cultural de los pueblos iberos más desarrollados.
Las principales características que definen a este fenómeno son la fabricación de cerámica a torno con  decoración geométrica pintada, el uso generalizado de instrumental de hierro, la sustitución de los molinos de vaivén por los circulares, la circulación de moneda, el desarrollo de la orfebrería y la adopción del sistema de escritura ibero. Esta influencia cultural, encontró resistencia en las zonas de serranía, donde persistió una cultura tradicionalista celta, que permaneció anclada en sus antiguas formas de vida.
Clunia era, sólo, una civitas del grupo indígena prerromano de los pueblos arévacos, que hicieron frente a la presencia de Roma, al lado de la mítica Numancia.
Finalmente, en el año 56 a. C. la ciudad participa de la alianza entre arévacos y vacceos por la independencia frente a Roma. Metelo sitia la ciudad tras conquistar Numancia y un año más tarde, en el 55 a. C., Afranio, legado de Pompeyo, somete definitivamente a arévacos y vacceos y romaniza el área.
Los romanos mantendrán el nombre de Clunia, del cual deriva el del municipio, y desarrollarán su ciudad en el Alto de Castro, junto a la actual Peñalba de Castro. En ese momento Clunia era una plaza fuerte sin romanizar.
La posibilidad de una ubicación distinta de la ciudad celtibérica y la romana fue planteada, a principios del pasado siglo, por Ignacio Calvo (1916) que revisó diferentes yacimientos del entorno, entre ellos el Alto del Cuerno, sin solucionar el tema. Pero investigadores posteriores como Saturio Gonzalez y, sobre todo, Osaba (1964) se refiere a la existencia en este yacimiento de un castro con restos de muros y cerámicas ibéricas y romanas.
No obstante, Taracena, que llevó a cabo importantes excavaciones en la ciudad romana, pensó que la ciudad indígena estaba en el mismo lugar que la romana (1931-34). Más tarde, P. de Palol que con diferentes equipos fue el que desde 1956 más tiempo dedicó a la ciudad romana, asumió que la Clunia indígena debería de ubicarse el Alto del Cuerno, ya que en las excavaciones de la ciudad romana no se encontraban restos anteriores a Tiberio, lo que ha sido asumido por la investigación posterior.
Clunia, antes de la llegada de los romanos, sería una importante ciudad celtibérica perteneciente a la tribu de los arévacos, emplazada en el vecino cerro de El Alto del Cuerno, situado frente al Alto del Castro, donde se ubica la ciudad romana, al otro lado del río Arandilla. Ambos lugares pertenecen al término de Peñalba de Castro.
En época celtibérica los habitantes de esta zona formaban parte de las tribus arévacas y se albergaban en pequeños núcleos de población situados en lugares altos y de fácil defensa como lo atestiguan, entre otros, los restos que se encuentran en el Alto del Cuerno, frente a la meseta que actualmente ocupa la ciudad de Clunia y en otros altos próximos.
Los indígenas llamaban a este territorio Clounioq, que posteriormente derivará en Clunia. No se conoce el emplazamiento de la ciudad arévaca.
El poblamiento estaría repartido en una serie de plataformas superiores de la paramera, en la confluencia del río Arandilla y el Espeja, que se conoce como el conjunto de Los Castrillos (Alto del Salterio, Redondo y del Cuerno) y cuya máxima elevación alcanza una altura de 1.021m y unos 120m sobre el valle del río Arandilla, siendo el Alto del Cuerno el más elevado y el núcleo principal.
El Alto del Cuerno, con una importante obra de aterrazamiento de su ladera, estuvo habitado en la mitad superior, estando su plataforma superior defendida por una muralla, a la que se adosaban las viviendas, de estructura de piedra y adobe, con molinos de piedra, escorias de hierro y abundantes cerámica.
Los textos romanos se refieren a Clunia en época tardía y, generalmente, por motivos bélicos. Sabemos, por Plinio (Salustio y Plutarco) de su pertenencia a la Celtibería, ya que se refiere a esta ciudad como  el fin de la Celtiberia (“Celtiberiae finis”) y Ptolomeo la sitúa entre los arévacos. Estos datos indican su proximidad a los vacceos del valle medio del Duero, lo que se ve ratificado por la participación de Clunia en la revuelta de estas ciudades (56-55 a.C.)
En el año 56 a. C. Clunia participó en una revuelta promovida por los vacceos. Y en el 55 a. C. Afranio, legado de Pompeyo, redujo a Clunia definitivamente.            
La Colonia Clunia Sulpicia es una ciudad romana situada en el Alto de Castro, a más de 1.000 msnm, entre las localidades de Coruña del Conde y Peñalba de Castro, en el Sur de la provincia de Burgos (España). Se trató de una de las ciudades romanas más importantes de la mitad norte de Hispania y fue la capital de un convento jurídico en la provincia Hispania Citerior Tarraconensis, el denominado Conventus Cluniensis. La ciudad estaba situada en la vía que iba de Tarraco (Tarragona) a Asturica Augusta (Astorga), pasando por Caesaraugusta (Zaragoza). Clunia es un topónimo de origen arévaco.
La ciudad de Clunia se fundó en un cerro a poca distancia de un asentamiento celtíbero denominado Cluniaco o Kolounioukou, perteneciente a los arévacos, una tribu prerromana que pertenecía a la familia de los celtíberos.


Estela celtibérica documentada por Loperráez.
Ptolomeo (s. II) la cita como colonia por primera vez con su nombre completo COLONIA CLUNIA SULPICIA. Por este autor y por Plinio conocemos la extensión del convento que comprendía la cuenca alta del Ebro con la salida al Cantábrico y la cuenca alta y media del Duero.
La ciudad romana es una fundación Julio/Claudia. Es posible que el propio emplazamiento de la ciudad y el preponderante papel desempeñado en las guerras celtibéricas pudiera hacer pensar a los romanos en mantener un puesto fijo en el lugar, creándose así la Clunia romana.
Los testimonios arqueológicos documentan la continuidad de la ciudad hasta fines del s. VII pero su importancia en época visigoda decae, como parece demostrar su desaparición de las fuentes literarias, la carencia de ceca y la instauración de una sede episcopal en la vecina Uxama.
Con fecha 16 de Abril anterior, nuestro erudito correspondiente en Burgos D. Leocadio Cantón Salazar manifestó hacer como diez ó doce días que, arando un labrador de Peñalba de Castro, en aquella provincia, vino á dar con una antigua y hermosa lámina de bronce, escrita, de 36 centímetros en alto por 28 de ancho, y que pesa cuatro kilogramos y medio.
Tiene pequeño agujero en cada uno de los cuatro ángulos para fijarla en un muro. El carácter de la letra es el genuino y distintivo del siglo augusteo, y de entonces mismo y original esta tésera. El párroco de Peñalba la compró al labrador y la regaló al diputado provincial D. Félix Cecilia y Barbadillo.
Esta lámina nos cuenta que los Clunienses de la España Citerior los que se unían con pacto de hospitalidad á Cayo Terencio, diferenciándolos seguramente de otros que debió de haber en la Ulterior, lusitanos y béticos.
La especie no nos cause extrañeza; pues de igual modo que hoy tenemos varias Coruñas, pudieron existir en la edad romana varias Clunias, originaria de aquella.