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sábado, 13 de abril de 2013

--- Salas de Los Infantes

A unos Km. de Salas de los Infantes por el camino denominado "La Carrera", que gira ala izquierda discurriendo paralelo al río Arlanza en dirección a Castrovido, nos encontramos con un altonazo de aspecto amesetado y, sobre él se ubicó un asentamiento de carácter defensivo en época prerromana.
En todo el entorno de Salas de los Infantes hay varios castros pertenecientes a esta cultura celtibérica. Para simplificar  el trabajo vamos a resumirlos todos en uno, es decir los hallazgos los consideraremos como si se hubiesen encontrado todos en el mismo lugar, ya que se diferencian poco unos castros de otros y todos pertenecen al mismo municipio
El territorio donde hoy está Salas fue habitado por la tribu celtíbera de los pelendones, que ocupaban un castro en una colina, hasta la llegada de los romanos, que establecieron un asentamiento en la orilla del río. Dentro del municipio, en la vecina localidad de Castrovido, también había otro asentamiento celtíbero.
Si bien estuvo habitado desde el S-V a.C, vivió su momento de explendor durante los Siglos III al I a.C, coincidiendo con el desarrollo de la cultura Celtibérica, llegando a su fin con la invasión romana.
Ya en la Primera Edad del Hierro (siglo V a. de C.) estuvo habitado, ya que aparecen cerámicas hechas a mano de superficies bruñidas, con las típicas decoraciones de esta época, como marcas de uñas y dedos en los bordes.

RECINTO FORTIFICADO

Tenía una muralla defensiva que delimitaba el perímetro del poblado y podía alcanzar una altura de 4 metros. El paramento de la muralla se construía a hueso, es decir, sin ningún tipo de unión.
Las casas del poblado tenían forma rectangular. Los cimientos y paredes, de hasta 1,2 metros de alto, eran de piedra, sobre las que se situaban las paredes construidas con adobes. El pilar central de la casa, que servía de apoyo al tejado, sería de madera y se apoyaría sobre una piedra tallada, de forma circular y con un rebaje en el centro. El tejado estaba formado por una gruesa y compacta capa de cañizo trabajado con cuerda de lino, de poco peso y que con la pendiente adecuada resultaba impermeable.
Existía un horno de fundición de hierro (la temperatura de fusión es de 1.550 ºC), que estaba construido con adobes, muy resistente y aislante del calor. Se introducía el aire dentro del horno mediante fuelles y para dar forma a las herramientas y armas que se construían con el hierro fundido se utilizaban moldes de piedra arenisca.
Todavía puede observarse en las inmediaciones de El Castro gran cantidad de escoria, adobes, grandes piedras circulares, cerámica, restos de algún molino, pesas de hilares, canicas...
En el año 1917, J. Luis Monteverde adquirió en Salas de los Infantes una estilizada cabeza de toro embolado, en bronce, decorada con rayas y círculos concéntricos, que constituía el remate del mango de una ‘pátera post-hallstática, que presumiblemente procedería de El Castro.
Por lo que se refiere a la cerámica elaborada a mano que ha sido hallada, podemos distinguir dos variantes:
       Cerámica de paredes muy gruesas, pasta muy grosera con mucho gránulo y de color oscuro, incluso negro.
       Cerámica más refinada y con decoración. La pasta está más depurada, con escaso gránulo y corresponde a perfiles muy delgados; dominan los colores oscuros que van del negro al gris claro aunque aparecen también varios fragmentos de color pardo oscuro. Algunos vasos están espatulados, tanto en la superficie interior como exterior.
-- Los fragmentos de producciones a torno son también muy numerosos y las pastas son generalmente de color anaranjado y rojo amarillento, aunque hay que señalar la presencia de algunos fragmentos de pasta de color gris.

HALLAZGOS

En cuanto a la decoración, se repiten los esquemas habituales: semicírculos concéntricos y líneas paralelas formando esquemas geométricos utilizando en ocasiones como base una línea pintada o una moldura.
Han aparecido también algunos objetos de bronce: varias pulseras, fíbulas (imperdibles), planchuelas con perforaciones circulares,... También han aparecido varios objetos de hierro, como una vaina de puñal con decoración estriada, un cuchillo de filo curvo y algunas planchuelas con perforaciones circulares.
En el Museo Arqueológico y Paleontológico de Salas podemos contemplar un gran número de piezas encontradas en El Castro, como son una punta de flecha en sílex (Neolítico), varios fragmentos de hachas pulidas, cerámicas decoradas a mano con marcas de dedos y de uñas (Hierro I), cerámicas celtibéricas (Hierro II), cerámicas a torno pintadas con semicírculos, cerámicas incisas, bolas funerarias, anzuelos, fichas de juego, cerámicas romanas, copas, fragmentos de cajitas de cerámica decoradas, fíbulas, placas de cinturón, tarteras, pondus, queseras, moldes de fundición, vainas de cuchillo, telares, huesos trabajados (mangos), clavos, hachas de hierro y tijeras.
Cerámica celta.—De la primera época del Hierro, más conocida con el nombre del cultura «Hallstáttica » , se han recogido varios cajones con cientos de fragmentos de cerámica tosca, hecha a base de barro con mezcla de granulaciones de granito y algo de mica, de paredes muy gruesas, hechas sin torno, ni cocidas al horno, y de coloraciones negruzcas, grises, pardas, rojizas o anaranjadas. Aunque no aparecen perfiles completos, parece tratarse de formas más o menos ovoideas,con bordes rectos o vueltos hacia afuera y bases planas.
En algunos fragmentos las decoraciones son plásticas de cordones
con variados tipos de impresiones dactilares, situadas fiecuentemente en la linea de unión del cuerpo y cuello vuelto hacia el exterior. Otros ostentan bandas de impresiones digitales acanaladas y combinadas a veces con otras de uñadas. No son tampoco raros los bordes o labios superiores ornamentados mediante impresiones digitales.
Vasija celta hallada en Salas
Abundan mucho las asas, siendo de varios tipos: Las planas salientes hasta los cinco cms. de longitud. Las semicirculares con orificio central. Una muy original emparejada con dos perforaciones verticales.

 Otro de los fragmentos de asa presenta doble fila de probables orificios de suspensión, etc.
Es asimismo muy interesante una hachita de piedra pulimentada
Con orificio, lo que demuestra que sirvió de amuleto o talismán. Aunque la técnica es neolítica, sin embargo la incluimos en la primera edad del Hierro, que hoy por hoy es la más antigua del castro. Posiblemente al hacer excavaciones sistemáticas aparezcan objetos de culturas más antiguas. Todos estos ejemplares pertenecen a los siglos VII-Y ( a J . C.).
De la segunda época del Hierro, denominada también . Post-hallstáttica, existen varios fragmentos correspondientes a vasos de menor tamaño y paredes delgadas elaborados con barros generalmente más finos que los anteriores. Predominan aquí los negruzcos, sin desgrasantes, con engobe brillante y superficies espatuladas. La decoración se reduce a acanalados paralelos que rodean a toda la vasija, generalmente incisos. Uno de los fragmentos presenta ornamentación reticular.
Asimismo son frecuentes diversos tipos de tazones: cilíndricos y cónicos.
Entre los objetos metálicos pertenecientes a esta cultura posthallstáttica figuran: un fragmento de bronce con dos orificios y triple acanaladura, probablemente perteneció a la hebilla de un cinturón. Una larga aguja o alfiler, asimismo de bronce, correspondiente a una fíbula de puente de gran tamaño.
La industria del hueso está representado por un fragmento hueco trabajado y cilíndrico. La punta del asta de un cuerno de ciervo está así mismo trabajada, habiendo servido de punzón. También se recogieron, cuyo material es de barro, una fusaiola troncocónica con orificio central. Dos fichas circulares y planas de coloración rojiza. Cinco bolitas, cuya finalidad y uso se desconoce. Asimismo figuran un molino de mano plano y completo, así como fragmentos de otros varios.
Todos estos objetos se pueden incluir dentro de la segunda edad del Hierro, que comprende los siglos IV y III (a J. C.).

b) Cerämica ibérica.—Esta abunda también muchísimo en el castro, y por su ornamentación y colorido la podemos clasificar en los siguientes grupos: l.".—«Vasijas a base de arcilla fina, engobe rojo y pintura negra. Su ornamentación es totalmente geométrica: franjas circulares que rodean el cuello y panza de los vasos; círculos concéntricos, rombos o losanges tangenciaIes, y líneas ondulantes y paralelas entre sí.
-2.°.—«Vasijas a base de arcilla fina engobe blancuzco y pintura negra. Su ornamentación es también geométrica y del mismo tipo que la anterior.
 3  Fragmentos de vasija de arcilla fina, engobe negro y pintura roja. Entre todos destaca un fragmento cuya ornamentación pintada se halla en el interior del cuello de la vasija. La forma de los recipientes es muy variada. Todos ellos están fabricados a torno, cocidos al horno. Pertenecen a la cultura ibérica de los siglos V-II (a J. C.).
Toda esta cerámica recogida aparece siempre muy fragmentada sin posibilidad muy clara de establecer sus formas, prueba de ello es que entre los miles de fragmentos hasta el momento sólo cabe reconstruir tres vasijas.