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jueves, 18 de abril de 2013

--- Segeda

Ségeda, ciudad poblada por la tribu de los belos, fue un  gran centro humano y comercial que acuñó varias clases de monedas, según los hallazgos  y que trataba de acoger en su interior a otras tribus celtíberas de la comarca y así reforzar su condición de ciudad estado y sacudirse el sometimiento a los romanos, a los que ya tributaba con dinero y tropas. Por eso inicia la ampliación de su muralla para poder defenderse ante un posible ataque romano.
Monedas acuñadas en Segeda
Pero en el Imperio la noticia no sentó muy bien y, rápidamente, avisaron a Segeda de que aquello no lo podían hacer. Viendo que Segeda no iba a desistir en su ampliación de la muralla, el Senado Romano adelantó el comienzo del año del 15 de marzo (los idus de marzo) al 1 de enero para nombrar nuevos cónsules e iniciar la expedición por mar a Hispania para llegar a Ségeda en primavera, antes de que terminara de fortificarse. Desde entonces y por esta causa, el año se inicia el 1 de enero en Occidente.
Una vez realizados todos los trámites, las tropas del Imperio Romano comandadas por Nobilior avanzan vertiginosamente hacia Segeda. Los segedanos huyen de la ciudad que queda destruida poco después por los romanos que arrasan con ella.
En su persecución camino de Numancia, los romanos no preveen la revuelta segedana que en una cruenta batalla le mata a 6.000 soldados que es lo que se celebra con la Vulcanada en el pueblo de Mara.

Esta victoria indígena, lograda en la fiesta romana de Vulcano (23 de agosto) fue efímera, ya que los celtíberos serían después abatidos en Numancia ante un ejército romano reforzado, al mando de Publio Cornelio Escipión, tras un sitio y una resistencia históricos. Una nueva Ségeda, ahora romana, sería construida en el llano en el siglo I antes de Cristo, a un kilómetro del cerro, en dirección a Calatayud. Esta vez, con muralla y foso y totalmente sometida a Roma. La celebración de la Vulcanalia tiene su origen en un conflicto entre la ciudad de Segeda y el Imperio Romano que se data en el año 153 a. C.
En el año 154 a. de C. el imperio romano declaró la guerra a Ségeda, la capital de los Belos. Tal era la amenaza que suponía para Roma el crecimiento y la independencia de este pueblo celtíbero, que Roma se vio obligada a adelantar la fecha de elección de los cónsules del Idus de Marzo al 1 de enero, dando lugar al calendario actual.
Segeda había sido la primera ciudad celtibérica en acuñar moneda (hacia el año 170 a. de Cristo) y se había adherido al pacto con Roma propiciado por Sempronio Graco, por el que los celtíberos aceptaban el pago de impuestos, la aportación de hombres a las legiones romanas y la prohibición de levantar nuevas ciudades sin permiso. Pero en el 153 a. de C. Segeda, la capital de los belos, comenzó a atraer a pobladores indígenas menores (los titos vecinos fueron obligados a unirse) y determinó ampliar su recinto amurallado en 40 estadios (una circunferencia de siete kilómetros).
El Senado romano, desconfiando, envió emisarios a Segeda para impedir la construcción de esa muralla. Diodoro en su crónica relata que uno de los ancianos de Segeda llamado Caciro que el pacto de Graco no hablaba de ampliar las antiguas urbes y que allí no se estaba fundando ninguna ciudad.
Reiteraba el anciano que Segeda no dimitía de la obediencia y cordial ayuda al pueblo romano, pero recalcaba que no iba a abandonar su ampliación. El pueblo ratificó estas palabras y entonces el Senado consideró roto el pacto y declaró la guerra. El cronista Lucio Anneo Floro escribiría que "en ninguna otra guerra hubo tan injusta causa".
Iba a iniciarse la segunda guerra numantina aquí, a 115 kilómetros de Numancia. Ségeda continuó la fortificación y Roma encomendó la dirección de la guerra a un cónsul. Su elección se hacía en los idus de marzo (el 15 de ese mes), fecha considerada el inicio del año. Pero el temor de que Ségeda hubiera terminado su muralla determinó el adelanto de la elección consular al 1 de enero, fecha que se mantiene ya como de inicio del año. Por sorteo recayó la misión en Fluvio Nobilior, al mando de 30.000 hombres.
Al tener noticia de que venían los ejércitos romanos sin tener terminada la muralla, los segedanos abandonaron la ciudad y buscaron refugio en Numancia. Se ha identificado, en la partida de los Planos de Mara el lugar que ocuparon las tropas romanas en un campamento de corta duración.
En Numancia, los celtíberos eligieron como caudillo a Caro, un segedano que, apoyado por los arévacos numantinos, apostó a 20.000 soldados de infantería, y 5.000 jinetes esperando a los romanos a 15 kilómetros de Numancia, junto al río Baldano, afluente del Duero. La emboscada surtió efecto, y los celtíberos dejaron a 6.000 soldados romanos muertos.
Nunca un triunfo ha sido tan mal aprovechado. Cuentan las crónicas que cuando, cegados por la victoria, los celtíberos perseguían en desorden a los vencidos, la caballería romana que venía descansada cayó sobre aquellos indígenas y se cobró 6.000 víctimas (entre ellas Caro, el caudillo).
Ségeda quedaría abandonada para siempre y arrasada en el cerro. En el siglo I a. de C., mucho tiempo después de estar terminadas las guerras numantinas, los romanos autorizarían a los celtíberos a crear otra Ségeda sin murallas, en el llano, en el término municipal de Belmonte.